Tenemos un problema. Y con "tenemos" no me refiero sólo a usted y a mí; me refiero a todos los seres humanos que viven en este planeta. Es un problema de proporciones épicas, una especie de maremoto. Y sólo va a empeorar.

Los insectos exóticos invasores suponen una de las mayores amenazas para los ecosistemas de la Tierra. El comercio mundial y el movimiento de personas y mercancías han provocado cambios masivos en las poblaciones de insectos, introduciendo especies de insectos en zonas donde no tienen depredadores naturales. Sin depredadores, parásitos y patógenos que los mantengan a raya, las poblaciones de insectos invasores aumentan sin trabas. Cuando los insectos viajan decontinente, este sistema natural de "controles y equilibrios" (ya saben, con el que han coevolucionado durante decenas de miles de años) rara vez les acompaña.

El barrenador esmeralda del fresno, la chinche apestosa marrón, la mariquita asiática multicolor, la mosca mediterránea de la fruta, el escarabajo del kudzu y el escarabajo asiático de cuernos largos son sólo una pequeña parte de la larguísima lista de especies de insectos plaga introducidos en Norteamérica. Según el Centro de Especies Invasoras y Salud de los Ecosistemas,Sólo en Norteamérica hay más de 470 especies de insectos introducidos. Se calcula que una cuarta parte del producto nacional bruto agrícola de EE.UU. se pierde cada año debido a las plagas exóticas y a los costes asociados a su control. Es difícil cuantificar en dólares el daño que los insectos exóticos infligen a bosques, praderas, marismas, praderas y otros parajes naturales, pero no cabe duda de queLos insectos no autóctonos están arrasando granjas, campos y bosques por igual.

Por ejemplo, el psílido asiático de los cítricos, que llegó a Norteamérica procedente de Asia alrededor de 1998, es el vector de una enfermedad conocida como enverdecimiento de los cítricos, por la que el estado de Florida ya ha destruido más de 300.000 acres (¡!) de naranjos desde 2005. La enfermedad también ha aparecido en Texas, California, Georgia, Carolina del Sur y Luisiana, además de arrasarY pensar que un solo psílido puede matar un árbol maduro; no hace falta una infestación, ni siquiera una pequeña manada, basta con UNO. Es una locura. Y más locura aún: este continente podría quedar completamente desprovisto de cítricos en muy poco tiempo por culpa de un insecto introducido que mide algo menos de un octavo de pulgada (3,17 mm).

Por supuesto, el psílido asiático de los cítricos es sólo un ejemplo, en una parte del mundo. Los males asociados a las plagas introducidas no están aislados en Norteamérica. Las plagas europeas han viajado a Asia; las plagas norteamericanas han llegado a Argentina; los insectos asiáticos han invadido las islas hawaianas. Lo he dicho antes, y lo diré de nuevo: se trata de un problema mundial de proporciones épicas.

En mi propio jardín, tengo seis fresnos muertos como prueba del poder destructivo del barrenador esmeralda del fresno, una cicuta que vigilo atentamente por si aparece el adélgido lanudo y una huerta de tomates llena de frutos incomestibles por la cochinilla marrón, por no hablar de las larvas de los escarabajos japonés y oriental en mi césped y las cicatrices en forma de media luna de la curculio del ciruelo en mis frutas de hueso.

Como sociedad, tenemos que averiguar qué hacer. Antes de que el maremoto nos hunda a todos.